Actualidad
15.07.2024

Los negocios del futuro

Finanzas sostenibles ¿costo u oportunidad?

Las inversiones con impacto, enfocadas en criterios ambiental, social y de gobernanza (ESG), cada vez son más frecuentes en la economía e imponen un desafío a las entidades financieras y a los mercados institucionales. Una suma de rentabilidad y responsabilidad

Por: Valentina Pron y Julieta Fassi

¿Pueden las finanzas tradicionales desaparecer? ¿Pueden transformarse integrando la sostenibilidad? Tras cientos de años en donde el sector sólo estuvo enfocado en el lucro y el rendimiento, la sociedad actual desafía a llevarlas a un nuevo nivel.

Con el impulso de la Agenda 2030, los ODS, los 10 principios del Pacto Global, y los documentos de trabajo de la Ocde, se fue creando conciencia colectiva,  informando y capacitando a los diferentes actores sociales para tomar decisiones con impacto positivo, entre las cuales el mundo de las inversiones no fue la excepción. Estos son los primeros pasos hacia una nueva economía que para poder prosperar necesita de la integración de conceptos financieros innovadores. 

Estas nuevas formas de abordar el sistema económico fueron creando inversores exigentes, que requieren más información, transparencia y visibilidad sobre el dinero que invierten y qué destino tienen esos aportes.

Es preciso entender que la transformación de las finanzas es responsabilidad de todos y cada uno, ya que a través de las decisiones de inversión se fomenta el desarrollo de proyectos que pueden generar tanto impacto positivo como negativo en el entorno.

Si bien las finanzas sostenibles existen hace más de dos décadas, hoy están alcanzando su auge y convirtiéndose en una realidad palpable.

Las finanzas de impacto, también denominadas finanzas sociales o sostenibles son las que están en un punto medio entre la donación y la inversión tradicional. Es decir, requiere pensar a las finanzas ya no como un binomio compuesto de riesgo y retorno, sino sumar otro factor fundamental: el impacto.

A este tercer componente se lo puede abordar desde tres aspectos: ambiental, social y de gobernanza. Los tres factores que componen al criterio ESG (por sus siglas en inglés) permiten evaluar las acciones realizadas por la empresa con el fin de entender su impacto más allá de los beneficios económicos que reportan. Es decir, estas inversiones están dirigidas a respaldar actividades económicas que promuevan impactos positivos en los ámbitos social, ambiental y/o de gobernanza mediante el mercado de capitales.

Un gran caso de éxito que refleja el potencial de este nuevo modelo es el camino andado por Sumatoria. En su rol de asociación civil tiene como meta impulsar las finanzas sostenibles, propiciando la inversión en proyectos de impacto. Son nexo fundamental con pymes, instituciones y cooperativas. Para eso, realizan lo que se conoce como blended finance, es decir, emiten bonos en el mercado de capitales para disputar fondeo, lo mezclan con filantropía y así logran prestarlo con impacto social. 

¿Qué significa eso? Hay quienes realizan aportes no reembolsables o donaciones para estas causas, y quienes ingresan al mercado de capitales y de este modo contribuyen al crecimiento de dichos proyectos.

Por eso es fundamental entender de qué modo se pueden hacer inversiones vedes. Por caso a través de bonos sociales, bonos verdes, bonos sustentables (sociales y ambientales) o fondos ASG, fondos comunes de inversión, que aún sin mucha publicidad hoy concentran 5.000 personas humanas y 263 personas jurídicas invirtiendo en ellos.

A la vez, un mercado de cheques y pagarés se transan en el Mercado Argentino de Valores (MAV) en Rosario, aunque esta opción es para empresas que tienen la certificación B.

¿De qué modo contribuir a este nuevo paradigma?

A la hora de invertir con impacto primero las empresas miran lo tradicional ya que se trata de negocios, no de filantropía para luego ver cómo integrar los criterios ESG. Esto representa una segunda mirada o un doble click sobre la empresa. Este nuevo lente para analizar las organizaciones en las que se va a invertir es fundamental al momento de evaluar riesgos extra financieros.

Un caso emblemático fue lo que sucedió con BP en 2010. El hundimiento de la plataforma de petróleo Deep Horizon en el Golfo de México generó el mayor derrame de petróleo en la historia de la perforación petrolera marina. Murieron 11 trabajadores, la multa fue de 53,8 billones de dólares para limpiar las costas y reparar los daños económicos.

Ante eso, las acciones de BP cayeron un 51% en 40 días en la Bolsa de Valores de Nueva York, pasando de $60,57 el 20 de abril de 2010 a $29,20 el 9 de junio, su nivel más bajo desde agosto de 1996. El 25 de junio, el valor de mercado de BP alcanzó un mínimo de 1 año. El valor total perdido por la empresa desde el 20 de abril fue de u$s 105.000 millones.

Esto demostró cómo los hechos que generaron alteraciones en el ambiente impactaron en la reputación de un modo tan relevante, razón por la cual hoy las bancas deben evaluar diversos riesgos extra financieros al momento de financiar proyectos.

La entidad financiera de manera indirecta se ve afectada por el accionar de sus clientes, ya que un impacto negativo al ambiente y/o a la comunidad no evitado, no mitigado o no compensado, tal como lo indica la Ley General del Ambiente (LGA - Ley 25.675) puede convertirse en un riesgo ambiental para la institución. Con lo cual queda claro que detrás de la sostenibilidad hay un negocio. 

Otra empresa que fue punta de lanza implementando estrategias de impacto en el mercado de capitales fue Nativas. Ellos buscan egenerar ecosistemas a escala y dar valor a la naturaleza en términos económicos. Para ello, desarrollaron el “Pagaré PyME Bursátil SVS+”, un instrumento público para que pymes con certificación B puedan financiar sus operaciones y proyectos en el MAV.

Desde otro ángulo, con foco social, el Grupo Trasa comprometido con 7 de los ODS busca llevar la inclusión financiera a todas las personas y comercios a través de sus productos y servicios. Logran cumplir su propósito acercando infraestructura de servicios financieros a los barrios vulnerados como por ejemplo, acercando un POS para que el comercio acepte tarjetas de débito o crédito o instalando cajeros automáticos en estas comunidades, entre otras acciones.

Tomar las finanzas con una mirada de triple impacto es posible, y al mismo tiempo, se puede lograr una sinergia que potencie el lucro, la prosperidad de las comunidades y la protección del ambiente.

Está en manos de todos promover empresas en las cuales la naturaleza esté integrada con ese propósito.
 

arrow_upward